Es indiscutible que en estos días todo está cambiando, para darse cuenta de esto
sólo es necesario despertar con la alarma de un teléfono inteligente que a su
vez te da las noticias, el clima, el recordatorio de lo que tienes pendiente y
luego recordar los sonidos o estrategias que usaban nuestros padres para despertar. El cambio es un tema conocido, debatido
en todos los ámbitos en que nos desarrollamos: en la escuela, en la familia, en
la Universidad y sobre todo en el trabajo; a estas alturas estamos familiarizados con la afirmación "La única constante es el
cambio", la cual es tan antigua que se le atribuye al filósofo griego Heráclito
desde hace más de dos mil quinientos años, por lo que debemos asumir que aún la
realidad "cambiada" que vemos hoy, en poco tiempo será distinta a la
nueva realidad que nos espera, y esto se repetirá cada vez más rápido.
Todo esto
aplica en las instituciones educativas, en las que la palabra “Experimental”
tiene un peso importante, aunque como vemos, al fin todas las instituciones son
experimentales, sólo que en las más antiguas, ya sus experiencias les han dado
algunos resultados satisfactorios que sirven de partida para los cambios
sucesivos. A los que hacemos vida en estos organismos nos toca ser observadores constantes de
todo lo que está sucediendo en el nuestro: todo (tanto los cambios como
las razones que los motivan) está sucediendo por primera vez, y ¿Cuál es el principal motivo para cambiar?, lógicamente la calidad de educación que recibe el educando, es decir, nuestros egresados, que no solamente son evaluados por quienes los reciben en sus puestos de trabajo, sino además por la ciudadanía que hace contraloría de su calidad de servicio, de su ética, de su profesionalismo.
Hasta este
punto tal vez tengamos cierto acuerdo pero ¿Dónde está el detalle?, pues
justamente en la forma como cada uno se desenvuelve ante lo inevitable, al observarnos
con detalle podemos distinguir diferentes posiciones, ideas y por supuesto
distintos niveles de resistencia, lo que es tan antiguo como el cambio mismo,
pero finalmente los ejemplos que obtenemos de la realidad, de personas que han
salido victoriosas ante el cambio nos dejan, en una palabra, la clave para
mantenernos dentro del juego: Adaptación.
Para verlo más
claro, recordemos a una persona o a un grupo que tuvo un alto nivel de
resistencia al cambio, ¿Cómo terminó?, aunque las respuestas sean diversas
probablemente todas tengan algo en común: la situación de esa persona o de ese
grupo de todas formas cambió; tal vez no como se lo esperaba, ni como lo proponía
la directiva, pero igual cambió y seguramente seguirá cambiando con nosotros al mismo ritmo, esperemos que siempre
para mejor, aunque seríamos realmente muy afortunados.
Por todo esto, será oportuno mirar hacia adelante frecuentemente, anticiparse, respirar profundo y aventurarse a caminar hacia el futuro más próximo con la mejor disposición como
escudo y con la adaptabilidad como espada, porque para continuar haciendo lo
que nos gusta, para lograr un desarrollo sustentable, para ser más felices y
para lograr nuestras metas con una estabilidad relativa, es necesario asimilar que la vida es un camino y
que como en todo camino, va variando el paisaje.
Quiero cerrar
esta reflexión con una de mis oraciones favoritas, espero que les sea tan útil como a mí:
Oración por la Serenidad
Dios, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar;
Valor para cambiar las cosas que puedo;
y sabiduría para reconocer la diferencia
Reinhold Niebuhr, 1943.
Celebro la creación de este blog, lo seguiré atentamente. No soy docente, lo fui, en un área que poco tiene que ver con la educación física, lo que si soy es defensora a ultranza de la democratización del conocimiento.
ResponderBorrar¡Gracias por tu comentario y beinvenida a este blog!
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