Pensar y hacer, es escribir nuestra historia. |
Madre Teresa de Calcuta.
Un niño de dos años juega a la pelota con su padre, luego de un chute la esfera toma un curso inesperado y se coloca detrás de una silla en un rincón de la sala, el niño sale entusiasmado a buscarla y se encuentra con que es muy alto para pasar por debajo de la silla y muy débil aún para moverla, se arrodilla y extiende el brazo pero no alcanza, se aventura a gatear por debajo de la silla y así logra la mitad de la misión: toma la pelota, pero ahora no puede girar en tan estrecho espacio para gatear de vuelta, decide soltar su preciado objeto, retroceder gateando de a poco y rodar la esfera hacia él con una de sus manos, finalmente sale de aquel túnel, se voltea con una sonrisa que alumbra todo el salón, lanza el balón nuevamente a su padre y le grita "¡Pásala!".
En esta pequeña y muy real historia, se pueden distinguir varias características inherentes a la existencia humana, la primera que salta a la vista es que en cualquier momento de nuestras vidas, lo esperemos o no, se nos va a presentar algún problema; pero precisamente para esto está la segunda: la naturaleza nos ha dotado con capacidad de sobra para superarlos